Gloria Díaz, nacida en Santa María, Atlántida, Honduras, el 16 de julio de 1971, hija de Tereso de Jesús Díaz Gómez, que en paz descanse, y Santos Flor Iraheta de Díaz, falleció a la edad de 52 años el 3 de noviembre de 2023, después de librar una valiente batalla de tres años contra el cáncer de pulmón en etapa cuatro. Gloria nunca dejó de luchar. Sin importar lo difícil del camino, siempre estaba lista para enfrentar el próximo desafío y dispuesta a hacer todo lo posible para seguir adelante. Gloria nunca permitió que su enfermedad tomara el control de su vida, al contrario, siguió siendo la valiente, radiante y resiliente mujer que siempre había sido. Nunca dejó de hacer reír y sonreír a quienes la rodeaban. Su espíritu inquebrantable y su capacidad para traer alegría a los demás marcan nuestros corazones.
Gloria era una madre amorosa y dedicada que crio a tres hijas que fueron su mayor fuente de inspiración y alegría: Karly Suley Mendoza Díaz de 22 años, Chelsey Skarlet Mendoza Díaz de 20 años y Katie Mendoza Díaz de 15 años. Su amor por sus hijas llenaba cada aspecto de su vida, y su sacrificio y dedicación como madre dejaron una marca indeleble en sus corazones. El legado de Gloria como madre amorosa y comprensiva perdurará en el alma de sus hijas, iluminando su camino y dejando una profunda impresión en las generaciones por venir.
Gloria tuvo la bendición de compartir algunos años con el amor que Dios trajo a su vida, su prometido, Mario López. Mario fue su firme apoyo a lo largo de las alegrías y las adversidades que la vida les presentó. Su amor era una fuente inquebrantable de fortaleza y consuelo para Gloria, y su historia de amor es un recordatorio conmovedor de la importancia de tener un compañero en la vida, alguien que comparta tanto los momentos de felicidad como las dificultades.
Y también era abuela, de una niña con tan solo cuatro meses, un regalo que, a pesar de estar lidiando con el dolor, tuvo la fortuna de experimentar. Aunque el tiempo que compartieron fue breve, era lo que más anhelaba, una experiencia que atesoró con todo su corazón.
Además de su compromiso con su familia, Gloria tenía relaciones fuertes en Honduras como en los Estados Unidos con su mamá, Santos Flor, sus hermanos, Marcos, Miz Raim, Carlos, Oscar, y hermanas Carminda, Martha, y Carmen. Ella era querida por sus sobrinas y sobrinos, quienes encontraban en ella un faro de amor y orientación. Gloria siempre fue un apoyo incondicional en la vida de su familia, y amistades un pilar en tiempos de alegría y un refugio en momentos de dificultad. Aunque su partida de este mundo es motivo de tristeza, el cielo le ha brindado la oportunidad de reunirse y abrazarse una vez más, con algunos de nuestros queridos familiares Díaz que ahora viven en el cielo, junto a nuestro Dios, su papito Jesús, sus hermanos Santos, Natnael, Elías, y Obdulio, su sobrino Steven que crio como su propio hijo y su sobrina Karen. Esta reunión en el más allá seguramente fue un momento de profunda alegría y amor, trascendiendo todas las fronteras terrenales.
Gloria llegó a los Estados Unidos, en el año 1993 a la edad de 22 años en busca de una vida mejor, donde trabajó por muchos años y por todo lo que pudo alcanzar a obtener. A lo largo de su vida, Gloria desempeñó un papel excepcional como conductora de autobús para First Student desde 2007, donde no solo amaba su trabajo, sino también era ampliamente querida por sus estudiantes y sus familias y colegas. Recibía constantes muestras de cariño y reconocimiento, con numerosos elogios y recordatorios de la importancia que tenía en sus vidas.
Además de ser una trabajadora ejemplar, Gloria fue una devota cristiana que siempre mantuvo una profunda fe en la palabra de Dios y en sus propósitos y decisiones. Con una pasión extraordinaria por trabajar con los niños y la motivación de inspirarlos a seguir el camino de la fe. Gloria dejó una huella imborrable en los corazones de todos los que tuvieron el privilegio de conocerla.
La partida de Gloria Díaz es un dolor que se siente en lo más profundo de nuestros corazones, pero en medio de la tristeza, recordemos que su legado de amor, dedicación y fe nos guiará a lo largo de nuestras vidas. Gloria nos ha enseñado que la familia es el tesoro más valioso que podemos tener, que la fe en Dios nos da fortaleza, y que el amor incondicional puede tocar el alma de quienes nos rodean.
En sus últimos momentos, Gloria estuvo rodeada de amor, no solo de sus seres queridos, sino también de las vidas que tocó a lo largo de su camino. Su sonrisa amable, su voz tranquilizadora y su corazón generoso dejarán una huella imborrable en nuestras memorias. En los días difíciles que enfrentemos, recordemos su valentía ante la adversidad y su capacidad para encontrar esperanza en las circunstancias más desafiantes.
Gloria Díaz, tu partida nos ha dejado con una profunda tristeza, pero también con un profundo agradecimiento por haber compartido tu vida con nosotros. Aunque te hayas ido físicamente, tu espíritu seguirá viviendo en cada acto de amor, en cada enseñanza que compartiste y en cada corazón que tocaste.
Descansa en paz, querida Gloria. Tu memoria perdurará en el amor que dejaste en nuestros corazones, y siempre te llevaremos con nosotros en cada paso que demos en este camino llamado vida. Hasta que nos reunamos de nuevo, te recordaremos con amor y gratitud, y siempre serás nuestra fuente de inspiración y alegría.
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